Nadar para estar en forma

La natación es uno de los deportes más completos que existen y su práctica cada vez está más extendida, esto es debido, sobre todo, al beneficio que produce ejercer este deporte. Un ejercicio completo para todo nuestro cuerpo, una forma muy fresca de estar en plena forma.


Estar en forma implica que uno puede realizar ejercicio sin cansarse en exceso ni terminar sin aliento, es un reflejo de la eficacia del corazón y de los músculos al utilizar el oxígeno y gastar energía. Esta capacidad viene determinada por los hábitos deportivos, y sólo se está en forma si se realiza algún ejercicio moderado unas tres o cuatro veces por semana.

Fuerza, flexibilidad y resistencia son los tres elementos que componen la aptitud física y tú puedes elegir el programa de ejercicios o deporte en función de los aspectos que más te interese trabajar. Si lo que de verdad quieres es tonificar y poner en marcha todos tus músculos no lo dudes, la natación es tu deporte.

Ningún otro ejercicio utiliza tantos músculos del cuerpo y de una forma tan intensa como la natación. Ya en la antigua Grecia y Roma era muy apreciada por los guerreros que utilizaban esta práctica para el entrenamiento. Debido a que el hombre no nada instintivamente, la natación es una habilidad que debe ser aprendida y se puede practicar en cualquier tipo de recinto de agua lo bastante grande como para permitir el libre movimiento vigilando que no esté demasiado fría, caliente o turbulenta.

Entre los muchos deportes que están a tu alcance, la natación es uno de los más beneficiosos para tu organismo dado que también es de los más completos. Y es que en el agua todo nuestro cuerpo se pone en marcha, una sincronización casi perfecta entre piernas, brazos, espalda, estómago y caderas, por ello, es muy aconsejable para aquellas personas que quieran estar en forma y trabajar todo el cuerpo. No obstante, hay que tener en cuenta que las zonas que más trabajas son: piernas, espalda, glúteos, brazos, cintura y cadera.

La natación te permite utilizar músculos que en nuestra actividad diaria no movemos con mucha frecuencia, debemos de tener en cuenta que una cuarta parte del peso corporal lo deben de constituir los tejidos musculares, que hacen que nos movamos y nos traslademos. Por ello, debemos tonificar estos músculos olvidados con la natación, ya que algunos dolores de espalda se deben al debilitamiento de los músculos de esta zona.

También es beneficiosa para desarrollar nuestra flexibilidad, entendiendo por flexibilidad la capacidad que tienen los tendones, músculos y articulaciones para desarrollar tareas tan cotidianas como girar, estirarnos, levantarnos, andar, etc. En cuanto nuestra práctica de la natación sea constante notaremos que nuestra resistencia al ejercicio físico cada vez será mayor, seremos capaces de ejercitar nuestro cuerpo más tiempo sin cansarnos, y así reduciremos el riesgo de sufrir alguna lesión.

Ejercicios a nuestra medida
Cada persona tiene unas necesidades y unas limitaciones, por lo que aún recomendando que empecemos a nadar, es muy importante tener unas nociones básicas de este deporte. Hoy día las piscinas proliferan por todas partes, eso si no tenemos la suerte de vivir junto al mar, y en cualquier complejo polideportivo podremos disfrutar de piscinas cubiertas y monitores dispuestos a orientarnos.

Cualquiera que sea nuestra elección, mar o piscina, debe de estar precedida por unos momentos de calentamiento, ejercicios muy necesarios que evitarán una contractura que puede ser muy peligrosa y producir algún accidente.

Diseña tus entrenamientos de forma que te permitan realizar series de calentamiento antes de empezar las series principales de los ejercicios. Este calentamiento puede durar entre 5 ó 10 minutos. Comienza a entrenar suavemente, estira antes y después de nadar, ganarás en flexibilidad, evitarás lesiones, y por último, dedica unos minutos a relajarte, la relajación elimina el ácido láctico de los músculos.

Podemos empezar ejercitando los brazos y los estilos llamados braza y crol son los más recomendados para esto, sobre todo si eres una principiante y lo que te interesa es un trabajo intenso en el tiempo y en el esfuerzo. Si lo que queremos es ejercitar el pecho, la natación, debido a la utilización de los brazos hará que nuestros pectorales se pongan compactos y fibrosos, y nada mejor para ello que practicar el estilo braza.

El denominado estilo braza -también llamado "rana"-, conlleva que los movimientos sean horizontales: se abren los brazos hacia atrás hasta que éstos quedan en línea con los hombros, lo que de por sí ya revela el porqué de este nombre en referencia al animal de charca. El ejercicio consiste en abrir y cerrar ambas piernas de modo alternativo a la apertura y cierre de ambos brazos. Aunque de por sí es el estilo menos agresivo respecto al movimiento, sus beneficios son casi escandalosos, porque, sin apenas darte cuenta, la cantidad de músculos implicados es elevadísima: el vientre se aprieta, los brazos se estiran y flexionan.

Los problemas de espalda que parecen estar a la orden del día (problemas lumbares, molestias musculares, lumbalgias...) se solucionarán y, no te preocupes si la espalda es tu punto débil, la natación puede ayudarte. Sus beneficios serán los tuyos, y, para que no te aburras tienes a tu disposición estilos muy diferentes. La práctica de este deporte puede hacer que nuestros músculos aumenten hasta en un 30%, y sea este aumento de una forma armoniosa.

Aún con todas sus virtudes, debes evitar la práctica de este deporte después de las comidas, o de una exposición larga al sol. Cuida de los oídos sensibles al agua y nunca nades solo. Aunque la natación la podamos ejercitar durante todo el año, no cabe duda de que el verano hace que su práctica aumente considerablemente. No lo dudes, nada, y si puede ser en el mar mejor, saldrás del agua totalmente renovado y feliz. Es una de las mejores formas de cuidar nuestro cuerpo, mejorarlo por dentro y, sobre todo, por fuera.

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