Nieve y ejercicio

Ponerse los esquís o pasear por un entorno nevado, además de divertido, puede ser un bálsamo para determinadas dolencias. Descubre cómo sacar todo el partido a unas vacaciones blancas.


A los siempre beneficiosos efectos que el ejercicio tiene sobre su organismo hay que unir las condiciones en las que el esquí y otras actividades de alta montaña se desarrollan: aire puro y sin atisbo de contaminación, altitud respecto al nivel del mar, contacto directo con la naturaleza… De ahí que las zonas nevadas sean uno de los destinos más aconsejables para cargar pilas y, de paso, curarse en salud.
Éstos son algunos de los efectos terapéuticos que la práctica del esquí tiene sobre el organismo:

Está demostrado que la altura a la que se practica este deporte incrementa el número de glóbulos rojos y blancos, lo que a su vez beneficia al sistema inmune, reforzando las defensas.
El aire puro de la montaña oxigena el organismo, algo que resulta sumamente beneficioso para los enfermos de patologías respiratorias como la bronquitis crónica, el enfisema pulmonar o el asma.
El sol, especialmente intenso en la alta montaña, fomenta la producción de vitamina D y, en consecuencia, previene el raquitismo y la osteoporosis.
La acción del calor y el frío activa las capas vasculares de la epidermis, facilitando su descongestión y actuando como regenerador epitelial.
Por su tipo de práctica, el esquí es excelente para ejercitar el equilibrio y la coordinación entre los distintos músculos del cuerpo.
Como deporte aeróbico que es, produce una importante quema de calorías, manteniendo el cuerpo en un estado saludable.
Ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares ya que la combustión de grasas reduce a su vez los niveles de colesterol.
Debido a su nivel de exigencia, el esquí es muy bueno para incrementar la resistencia física y mejorar el trabajo del corazón y los pulmones.
Al ser un deporte que se practica al aire libre y en zonas de aire puro, libre de gérmenes y contaminación, favorece la oxigenación de la sangre, por lo que se recomienda en estados de convalecencia.
Se realiza un trabajo esencialmente muscular, en el que se fortalecen, entre otros, los glúteos, cuadriceps y gemelos.
Trabaja en conjunto la capacidad aeróbica y muscular, así como la resistencia y la potencia.
Permite reducir los niveles de estrés ya que genera un gran desgaste físico, y ayuda a olvidar y mitigar los problemas y las tensiones diarias.


La práctica del esquí no está recomendada en aquellas personas con patologías cardíacas, debido a la altitud y los esfuerzos que hay que realizar, y tampoco para los que sufren problemas articulares o dolores de espalda.

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