Cómo cuidar tu piel para que esté más joven

Es patrimonio de una minoría. Es más característica de la infancia o de chicas jóvenes que cuidan mucho su piel. Se caracteriza por un buen equilibrio o balance entre grasa y sequedad, ser suave al tacto y luminosa. En general, carece de los problemas de los otros tipos de piel y no requiere tratamientos específicos.

No bajes la guardia: si no la cuidas todos los días ni utilizas productos adecuados, tu piel normal, sin problemas, se puede volver seca, grasa o extremar su sensibilidad ante los cambios de temperatura del entorno o la aplicación de cosméticos. No debes usar productos para pieles grasas, ni productos para pieles secas, si no quieres acabar con el equilibrio hidrolipídico de tu piel. en general, los productos que se recomiendan para todo tipo de pieles son los que debes adquirir.

Puede confundirse con piel mixta, pero la piel normal no tiene zonas secas ni es más grasa la llamada zona T (llamada así porque está en una zona con esta forma, la constituida por la frente y la línea imaginaria que recorre la nariz y la barbilla).


Tu piel necesitará limpieza. Limpia y desmaquilla bien tu piel por la mañana y por la noche; la limpieza es necesaria en todo tipo de pieles. No te acuestes jamás maquillada, por muy cansada que estés. La limpieza por la mañana es menos habitual, pero igualmente recomendable, ya que así eliminas cualquier posible resto de las cremas de noche y preparas tu piel para el maquillaje, o simplemente la permites respirar bien durante el día.

La piel también necesitará una crema específica. Evita los productos demasiados untuosos o ricos en aceites. Utiliza siempre hidratante de día con factor de protección solar mínimo de 15 en invierno, y más alto en verano. No utilices cremas pensadas para mujeres maduras (40 ó 50 años) si todavía no has llegado a esta edad. Es suficiente con que utilices una exfoliante facial una vez por semana.

Y, por supuesto, lleva una dieta sana. Acostúmbrate a las proteínas sin grasas (pescado, carne magra), productos lácteos descremados y abundantes legumbres, frutas y verduras. elimina los malos hábitos, como el tabaco o tomar demasiado alcohol, y procura beber abundante cantidad de agua (más de litro y medio diario).